Por José Alberto Valverde 8º Dan de Judo:
Tras más de 50 años de práctica sigue siendo para mi una
sorpresa ver a jóvenes de 16 o 17 años, con cinto marrón, llegar a la
preparación de 1er dan y ser incapaces de verbalizar una explicación coherente
sobre los fundamentos del judo. Y la sorpresa es mayor cuando se desenvuelven
correctamente y desarrollan esos fundamentos con sencillez y calidad.
La dificultad está en la expresión oral de aquello que
saben hacer pero no saben describir.
Tal vez el fallo esté en nosotros, sus profesores. Demasiadas
veces nos hemos limitado a la función de entrenador dejando a un lado la
explicación clara y abdicando de nuestra posición de maestro. Les hacemos
repetir gestos que no les hemos ayudado a analizar. Damos por sentado que van
pasando etapas pero no nos aseguramos de que estas hayan sido comprendidas y
asimiladas, no solo físicamente sino también intelectualmente. Por eso, cuando
se ven sometidos a la prueba de explicar lo que hacen, ante un tribunal, se
sienten cohibidos y se aturullan con explicaciones prendidas con alfileres unas
semanas antes del examen.
Y, lo peor, a los pocos días, ya con su nuevo grado, olvidan esos angustiosos momentos y vuelven a pasar por ellos para el siguiente cinturón.
Y, lo peor, a los pocos días, ya con su nuevo grado, olvidan esos angustiosos momentos y vuelven a pasar por ellos para el siguiente cinturón.
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